Con 22 años he vivido pocas cosas... o quizás muchas, pero las suficientes para condicionarme a ser quien soy hoy.
Principalmente este año me ha pegado muy fuerte en lo personal. En pleno invierno, la persona que más quería en el mundo enfermó y murió. A partir de ahí todo fue oscuro para mi. Cada vez recibía más noticias feas, y todo a mi al rededor estaba mal.
Con el paso de los meses aprendí a soltar, perdoné, pedí perdón y dejé ir. Di paso a cosas nuevas, gente nueva, desafíos y experiencias nuevas. Noté que eso era como la primavera.
En septiembre el frío comienza a desaparecer lentamente; con él se va la carga de ropa, aparecen los primeros brotes en los árboles y los pimpollos empiezan a florecer. Lo mismo pasaba conmigo. El frío de la tristeza comenzaba a irse y a su vez me despojaba de la ropa, que también eran malos pensamientos; y aparecían los primeros brotes de motivación. La felicidad comenzaba a florecer.
Entendí que es sano estar triste, que no por siempre puede haber un cielo despejado y soleado, que siempre volverán las nubes, y que alguna que otra vez está permitido que llueva, que llore... que llueva y que llore para limpiar el campo, el alma; para desahogar y curar.
La vida es primavera porque aunque haya sol, también se forman nubes y tormentas pasajeras, y a pesar de que una flor se marchita, la planta vuelve a florecer; porque de eso se trata la vida, de caer y levantar, de marchitarse y florecer. De aprender.
Mi situación emocional junto con mi alrededor me inspiró a realizar este trabajo; a fusionar y transmitir mis sentimientos y experiencia a la fotografía. Para ello tuve que entender lo que me pasaba, para así poder representarlo con una foto.
Las flores me parecen lindas hasta cuando ya no tienen color y se marchitan, como las personas, que aún rotas son únicas.
En la primavera veo un proceso, un desarrollo, colores, luz y sombra; veo vida.
Todas las fotografías que seleccioné las realicé con el fin de representar un estado de ánimo, y juntas contar la historia del proceso por el que pasamos todos en algún momento de la vida.
Busqué que las fotos quedaran con una sensación de oscuridad y frialdad, para representar el sentimiento de tristeza, pero que en las flores quedara ese toque de color que destacara, esa luz que resalta y te impulsa a fijar la vista y la atención en ella.
Busqué flores que además de presentar las características antes mencionadas, también se vieran rodeadas por más flores, lo que para mi significa el apoyo de las demás personas que nos rodean y que aunque a veces podamos creer que estamos solos, ellas siempre están a nuestro lado.
Pensé en pimpollos y ramas con brotes para recrear esa sensación de nacimiento, vida nueva, pensamientos, experiencias, sentimientos nuevos distintos a los anteriores, y pensé en una flor marchita en contraposición al nacimiento, representando la muerte; la muerte de mi abuela y la muerte de motivación que tuve, pero también la muerte de tristeza que tuve que asumir, para poder
dar paso a un nuevo pimpollo, a una nueva felicidad.
Fotografías tomada con teléfono celular Iphone6.
QUE ME LLENAN DE VALOR.
